¿Sabes lo que realmente comes? El alarmante estudio de PROFECO sobre galletas

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Las galletas, esas delicias que acompañan nuestras meriendas y reuniones familiares, pueden ocultar más de lo que prometen. Un reciente estudio de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) arroja luz sobre prácticas preocupantes en la industria de las galletas en México, destacando la falta de transparencia y el incumplimiento de normativas que podrían afectar no solo la salud del consumidor, sino también el medio ambiente.

El estudio, titulado «Galletas Marías, Saladas y de Animalitos», evaluó 48 productos en el Laboratorio de Protección al Consumidor, entre septiembre y diciembre de 2022. Las pruebas revelaron numerosas irregularidades, desde el contenido exagerado de azúcares, grasas y sodio, hasta el engaño en el peso neto y el aporte calórico declarado en el etiquetado.

Marcas como Chedraui y Golden Hills fueron señaladas por declarar más contenido del que realmente ofrecen en sus paquetes de galletas Marías. Por otro lado, KE PRECIO sorprendió por reportar menos calorías de las que realmente contiene, un engaño directo al consumidor que busca opciones más saludables.

Otro hallazgo preocupante es el uso no declarado de aceite de palma, cuya producción en países como Indonesia y Malasia ha llevado a la devastación de vastos ecosistemas. La falta de normas que obliguen a especificar el tipo de aceites vegetales en los productos deja a los consumidores sin la opción de elegir conscientemente.

Además, el estudio destaca el uso excesivo de jarabes de maíz de alta fructosa, un ingrediente poco recomendable por sus efectos adversos en la salud, presente en marcas como Aurrera y Nabisco.

Sin embargo, no todo es negativo. El estudio también resalta algunas marcas que cumplen con los estándares de calidad y ofrecen un contenido nutricional adecuado, como La Moderna y Precissimo, que se posicionan como las mejores opciones según PROFECO.

Esta investigación no solo es un llamado a la vigilancia para los consumidores sino también un recordatorio crítico para la industria alimentaria de mejorar sus prácticas y garantizar productos que no solo sean deliciosos, sino también honestos y seguros.

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