CDMX a 12 de octubre, 2023.- En la última década, la globalización y la interconexión han cambiado las reglas del juego en el ámbito empresarial. Una de las tendencias más significativas que ha surgido es el «nearshoring», que se presenta como una brillante oportunidad para México de cara al 2030.
Tradicionalmente, muchas empresas habían apostado por el offshoring, es decir, desplazar su producción a lugares lejanos con menores costos de producción, principalmente Asia. No obstante, esta práctica ha comenzado a mostrar sus inconvenientes, desde largos tiempos de espera en la entrega hasta barreras de comunicación debido a diferencias horarias. Es aquí donde el nearshoring brilla con luz propia, ofreciendo soluciones a estos desafíos.
Dada su proximidad geográfica con Estados Unidos y su consolidada infraestructura, México se erige como el candidato ideal para esta práctica. El país cuenta con una infraestructura logística envidiable, desde puertos marítimos hasta extensas redes de carreteras, posicionándose como una joya para el comercio internacional.
El impacto económico de esta tendencia es inmenso. Se estima que el nearshoring podría traducirse en la generación de alrededor de 4 millones de empleos en territorio mexicano para 2030 y una afluencia de entre 30 y 50 mil millones de dólares anuales. Asimismo, las exportaciones del país podrían ver un aumento del 30% en los años venideros gracias a esta práctica.
Sin embargo, todo no es color de rosa. A pesar de las promesas que el nearshoring ofrece, también existen retos a enfrentar. La falta de un acuerdo formal con Estados Unidos y los cambios geopolíticos y económicos en el mundo, como la pandemia y las tensiones comerciales, podrían afectar esta tendencia.
No obstante, con una estrategia adecuada y una visión a largo plazo, el nearshoring puede ser el boleto dorado para México hacia una década de crecimiento y prosperidad.
